La seño Elena quiere compartir esta bonita actividad. Esto es lo que la seño nos ha contado:
Las bandejas narrativas despertaron mi interés desde la
primera vez que las vi, no recuerdo si fue con el equipo de las Escuelas
Infantiles Municipales de Granada, si fue una de las muchas cosas que aprendí
con Marisol Anguita… El caso es que me resultó fascinante la idea: potente por
la mezcla de edades, por cómo cada niño aprovecha su potencial en cada campo y
por poder recoger las fantásticas, creativas y geniales historias que la
infancia verbaliza y se van con el viento.
Así pues, el curso pasado comenzamos a utilizar otros
materiales, otros espacios y otras agrupaciones y el resultado fue tan
fantástico y enriquecedor que este año lo hemos continuado, como los buenos
guisos, la receta queda bien porque lleva ingredientes de calidad:
Título de la receta: Bandejas Narrativas
Tiempo aproximado: 1 hora
Edades: todas las que quieran, simplemente los
pequeños deberán tener una oralidad clara.
Espacio: el aula, el pasillo, etc. Debe dar pie a la
tranquilidad sin ruidos ni agentes que distraigan.
Ingredientes:
- Dos tutores con ganas de hermanar las clases,
que busquen un hueco en la apretada agenda para quedar con regularidad.
- Materiales diversos: bandejas, césped
artificial, arena, muñequitos pequeños (madera mejor que plástico), animales de
juguete, coches, conchas, piedras, plumas, piñas, etc. Un sinfín de materiales
que sean polivalentes, naturales y artificiales. Que inviten a transformarse
según el contexto.
- Papel, lápiz y cámara de fotos.
Elaboración:
- Se presentan las dos clases y se les da un
tiempo para conocerse. Este paso solo será necesario la primera vez.
- Cada pequeño crea en una bandeja con los
materiales que requiera una historia
- Llega el momento de mezclar: un pequeño se va
con un mayor a un sitio sin ruido y comienza a contarle la historia. El mayor
no puede inventarse nada; deberá copiar lo que el pequeño le dicta. Tan solo podrá
hacer alguna pregunta o sugerencia durante el relato.
- Cuando terminan la historia, deberán reflejar
quién es el que la pensó y quién la escribió.
Durante esta parte de la receta se crean
momentos de máxima concentración; son preciosos para recoger en fotografías.
Obviamente, si se documenta el proceso mucho mejor.
- Tras tener la historia escrita, proponemos una
revisión ortográfica, que corre por cuenta de los mayores.
- Una vez revisado se pasa a limpio.
- Este año, además, los mayores lo ilustran y
después el pequeño lo colorea. De este modo, el trabajo de la ilustración está realizado
entre los dos.
El resultado: un momento de intercambio único, con un
resultado entrañable donde se pueden apreciar la evolución narrativa de los
pequeños, la mejoría de los mayores en sus presentaciones, la soltura ante los
dictados y la ilusión de ambas clases por verse y encontrarse para crear su
próxima historia conjunta.